ARTICULO ORIGINAL DEL DIARIO ABC DIGITAL
A finales de los años 80, Greg Roskopf se empezó a preguntar por qué algunos atletas con los que trabajaba como consultor médico en la Universidad de Fresno desajustaban su sistema nervioso y se lesionaban, mientras que otros podían conseguir niveles óptimos de rendimiento a pesar de la fatiga. Comenzó a estudiar la biomecánica del cuerpo humano y a investigar sobre las limitaciones específicas y los desequilibrios musculares de los atletas. Fue la semilla de lo que hoy se conoce como MAT -siglas en inglés de «Técnicas de Activación Muscular»– que llevan funcionando un par de décadas en Estados Unidos y que desafían a los métodos más tradicionales y centenarios de entrenamiento, tratamiento y recuperación muscular.
Las técnicas de activación muscular, basadas en la identificación y corrección de estos desequilibrios musculares, son ya un hecho entre los deportistas de élite americanos desde que Roskopf las pusiera en el escaparate. Los Denver Broncos, los Utah Jazz o los Denver Nuggets, entre otros equipos y deportistas de alto rendimiento -muchos de ellos, con entrenadores personales de activación muscular- abrazan estas nuevas técnicas, cuya revolución consiste en no considerar la tensión muscular como factor principal del dolor o de la enfermedad, sino como una alarma de nuestro cuerpo que nos avisa de que algo no funciona correctamente.
Cuando un músculo está debilitado y no trabaja adecuadamente, el cerebro, como medida de protección a corto plazo, tiende a inhibir la zona o el músculo débil y son los músculos o tejidos próximos quienes suplen la función del músculo protegido y doblan su esfuerzo. Esto, a largo plazo, puede llegar a ocasionar problemas de contracturas o de excesiva tensión muscular en la zona en la que hay una carga doble de trabajo y que termina manifestando en molestos dolores. Gracias a estas técnicas se localiza el desequilibrio muscular a través de una serie de tests y se trabaja sobre los músculos que no generan la fuerza que deberían generar. Este trabajo se realiza mediante unas «palpaciones muy precisas y específicas en dirección, presión y fuerza en el tendón del músculo, que provocan una mejor comunicación entre el músculo débil y el cerebro», explica Pedro López, especialista en activación muscular del Hospital Pío XII de Madrid.
Los «milagros» de Greg Roskopf
«Nunca podrás volver a andar». Todos los médicos coincidían en el mismo diagnóstico. Amy Van Dyken-Rouen, seis veces ganadora de la medalla de oro olímpica en natación, quedó postrada en una silla de ruedas por una lesión en la médula espinal tras sufrir un accidente mientras montaba en «quad». Cuando fue a visitar a Greg Roskopf, con una resonancia magnética en mano, su vida cambió. La imagen mostraba que la médula espinal no estaba completamente rota. Todavía quedaba una parte conectada. «Déjame intentar trabajar contigo», le dijo Roskopf. «Sé que no puedes moverte, pero ahora solo quiero que pienses en traer tu pierna hacia mi mano. Dibújalo en tu cabeza». Aunque sin verlo y sin sentirlo, Van Dyken contrajo su músculo. Había conexión entre el sistema nervioso y el sistema muscular. Una amiga que la acompañaba vio la contracción y tuvo que salir, emocionada, de la habitación.
Así cuenta Nicki Jhabvala en The Denver Post cómo a Amy Van Dyken le cambió la vida en una de las visitas a Greg Roskopf en el Hospital Craig de Englewood, en Estados Unidos. Tras la prueba magnética, tanto Amy como su pareja -el exfutbolista americano y entrenador de los Denver Broncos, Tom Rouen– creyeron que Roskopf era el único que podía cambiar el desolador pronóstico de los médicos anteriores. Años atrás, el propio gurú de las técnicas de activación muscular le había ayudado a superar los problemas posteriores a una cirugía y pudo competir en los Juegos Olímpicos de Sydney en el año 2000. Actualmente, Amy Van Dyken muestra en redes sociales sus avances en la recuperación. Con la ayuda de personal especialista en técnicas de activación muscular del Hospital Craig, Van Dyken es capaz de progresar y ganar poco a poco fuerza en la zona baja de su espalda dañada. Lo que antes parecía imposible -volver a caminar- se va convirtiendo, con esfuerzo y paciencia, en una realidad consolidada.
Aunque con menos carga emocional, Greg Roskopf también ha convertido sus técnicas en tratamientos «milagro» a corto plazo, que han ayudado a deportistas de élite a resolver sus problemas físicos. Llamativo es el caso de Daniel Bryan, luchador profesional estadounidense de la WWE, quien pasó de un 50% de fuerza en su brazo derecho a un 80-85% en pocas semanas gracias a las técnicas de activación muscular y pudo volver, contra todo pronóstico, al cuadrilátero, superando una lesión que precisaba cirugía. También Peyton Manning, uno de los «quarterbacks» del fútbol americano más importantes de la historia, experimentó una recuperación brillante de su cuello, después de cuatro cirugías, gracias al tratamiento con técnicas de activación muscular. «Había semanas en las que mi brazo estaba muerto. Roskopf fue fundamental para reiniciar mi cuerpo», explicó el propio Manning en la revista Sport Ilustrated.
Tantos otros futbolistas americanos, jugadores de hockey o de la NBA han pasado por las manos y las técnicas de Roskopf. Su innovación se traduce en nuevas formas de entender el cuerpo y de ahí que muchos deportistas de élite recurran esperanzados a su
método. Incluso, el éxito de estas técnicas también se alimenta del boca a boca. El futbolista de los New York Giants, Rashad Jennings, probó los beneficios de las técnicas «MAT» y más adelante aconsejó a su compañero de equipo Odell Beckham que acudiera a Roskopf para superar los problemas de tendón que arrastraba y que le mantenían fuera del terreno de juego. El resultado, como muchos otros, fue asombroso. Beckham mejoró notablemente de sus dolencias y recortó tiempo y penurias a la recuperación. Otro «colega» de profesión, Carson Palmer, actualmente «quarterback» de Arizona Cardinals, fue capaz de jugar la Superbowl -el partido más importante del fútbol americano- después de que Roskopf le «despertara» el nervio que le impidió disputar numerosos partidos de la temporada regular.
Adeptos en España
Cada vez son más en España los que se suman a esta concepción científica, basada en el estudio y conocimiento individuales del cuerpo humano. Gorka Ipinza, especialista en biomecánica y mecánica del ejercicio, es el fundador de Activación Muscular Training, uno de los centros pioneros en estas técnicas y el primero instalado en el norte de España, concretamente en Guipúzcoa. Fue su profesor y más tarde compañero Lucas Leal -ahora gerente del centro- quien le inició y le comentó las técnicas que había aprendido directamente de Greg Roskopf. «Lo primero que me llamó la atención fue el sentido común con el que se realiza el proceso de activación. Comprendí que esta técnica podía cubrir ese gran vacío que existía en el mundo de la preparación física o la salud», explica Gorka. Analizando la conexión entre el sistema muscular y el sistema nervioso se podían entender «las carencias o dificultades que podía tener mucha gente a pesar de poner todo el empeño en el entrenamiento, en principio adecuado, y no conseguir los objetivos marcados».
A partir de ahí, surge la idea de abrir un centro focalizado en estas nuevas técnicas, adaptadas tanto para deportistas como para cualquier persona preocupada por su buen funcionamiento y equilibrio muscular. «El objetivo será el mismo para todas las personas. La estabilidad articular y una salud adecuada será siempre el objetivo principal», concluye Gorka.
Aún así, los expertos en MAT se apresuran en dejar un mensaje claro: el objetivo principal de estas técnicas es mejorar la capacidad de la musculatura de contraerse de forma eficiente, no tratar patologías del sistema musculo-esquelético. La activación se basa en preparar a la musculatura para que funcione de la forma más adecuada y para que limite los desequilibrios musculares. Gracias a esto se producen múltiples beneficios: aumento de la potencia muscular, mayor resistencia, más estabilidad articular, incremento de la movilidad y flexibilidad, mejor coordinación. Esto, a su vez, repercute en mayores beneficios: disminución o desaparición del dolor, reducción de tensiones o contracturas, disminución de la inflamación y, en esencia, una movilidad más fluida y libre de molestias.